Las guerras arancelarias obligan a robustecer las alianzas comerciales y a diversificar los mercados
Alberto Herranz advierte de que el verdadero peligro de los aranceles de Estados Unidos no reside en el volumen exportado, sino en las consecuencias indirectas que provocan sobre los costes de producción y la competencia en los mercados globales.
En su análisis, destaca que estos efectos pueden repercutir negativamente en la posición competitiva de los productos europeos frente a otros países que no enfrentan barreras similares, aumentando la desigualdad comercial.
Herranz pone el foco en Asia y Mercosur como regiones estratégicas de crecimiento para el sector agroalimentario, señalando a China como un aliado clave para diversificar destinos y mitigar el riesgo comercial.