Mientras la Comisión de Comercio Internacional (INTA) del Parlamento Europeo celebra hoy su audiencia pública sobre el acuerdo UE-Mercosur, la ausencia de los sectores agrícolas más sensibles y vulnerables de Europa hablará más alto que muchas de las declaraciones en la sala.
Mientras que en la audiencia se escuchan voces de los sectores agroalimentarios orientados a la exportación y de algunos actores de la sociedad civil, los agricultores y productores europeos de los sectores del azúcar, la carne de vacuno, las aves de corral, el maíz, los huevos y el etanol vuelven a estar ausentes de la conversación, a pesar de encontrarse entre los más directa y negativamente afectados por el acuerdo.
Este encuadre selectivo de la audiencia pública corre el riesgo de presentar una imagen parcial y engañosa que ignora las preocupaciones reales y acuciantes de las comunidades agrícolas y productoras de alimentos de la UE en toda Europa. Esta exclusión no es casual. Refleja una tendencia preocupante más amplia: una reticencia deliberada a enfrentarse a las verdades y realidades incómodas de las consecuencias del acuerdo UE-Mercosur.
Lo que no oirán hoy es eso:
– Bajo los términos actuales del acuerdo, se espera que los agricultores y fabricantes de la UE compitan en condiciones desiguales, enfrentándose a importaciones producidas bajo normas medioambientales, sociales, sanitarias y de seguridad alimentaria inferiores a las de la UE, sin ninguna garantía de reciprocidad.
– Se engaña a los consumidores europeos haciéndoles creer que los productos importados cumplen las mismas normas estrictas que los alimentos de la UE, cuando en realidad dista mucho de ser así.
– Las disposiciones sobre sostenibilidad del acuerdo actual siguen siendo vagas e inaplicables, y el «fondo de compensación» propuesto por la Comisión no sustituye a unos mecanismos de salvaguardia sólidos y jurídicamente vinculantes.
– Las concesiones de acceso al mercado del acuerdo actual suponen una amenaza existencial para los agricultores y productores de azúcar, carne de vacuno, aves de corral o etanol de la UE.
Los partidarios de este Acuerdo argumentarán probablemente que el actual clima geopolítico y la amenaza de aranceles estadounidenses lo hacen esencial. Aunque las tensiones comerciales actuales son ciertamente preocupantes, están evolucionando rápidamente, y no debemos perder de vista que este Acuerdo representa un compromiso a largo plazo. En la urgencia actual por diversificar y reducir riesgos, no debemos olvidar la importancia estratégica de la agricultura, especialmente en tiempos de crisis.
Por lo tanto, una vez más, nos hacemos eco de las preocupaciones compartidas y expresadas desde hace años por nuestras organizaciones: seguir adelante con este acuerdo en su forma actual socavaría gravemente los propios objetivos y compromisos de la UE en materia de seguridad alimentaria, sostenibilidad y competencia leal.
Si el Parlamento Europeo busca un debate verdaderamente abierto, serio y equilibrado, debe garantizar que todas las voces, especialmente las de los más afectados, sean escuchadas en la sala.
La audiencia de hoy es una oportunidad perdida. Pero instamos a los eurodiputados a que formulen las preguntas difíciles y defiendan los principios del comercio justo, la reciprocidad en las normas y la protección de los sectores agrícolas más sensibles de Europa.
Fuente: COPA COGECA
