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Un estudio revela que los alimentos a base de insectos no sustituirán a la carne

Es poco probable que los alimentos a base de insectos sustituyan a los productos cárnicos tradicionales. Un estudio reciente publicado en Nature Sustainable Agriculture ha descubierto que los esfuerzos por promover el consumo de insectos como alternativa sostenible a la carne han fracasado en gran medida. ¿La razón principal? El rechazo cultural generalizado a la idea de comer insectos con regularidad.

En los últimos años, la cría y el consumo de insectos se han promovido como una opción más respetuosa con el medio ambiente en comparación con la producción tradicional de carne. Sin embargo, a pesar de los supuestos beneficios ambientales, sigue siendo muy improbable que los grillos, saltamontes o las hormigas se conviertan en una fuente de alimentación habitual, especialmente en los países occidentales, donde la resistencia a esta idea sigue siendo fuerte.

La mayoría de las empresas se centran en la cría de insectos para la alimentación animal, como se indica en el informe del Instituto de Insectos.

Encuestas realizadas en Estados Unidos y Europa muestran que, si bien el 91% de los encuestados está dispuesto a probar alternativas vegetales a la carne, solo alrededor del 20% consideraría comer insectos. Además de los sentimientos de «disgusto» arraigados en las normas culturales, también existen barreras económicas. El estudio señala que la mayoría de las empresas, salvo algunas startups que producen barras de proteínas, optan por centrarse en el cultivo de insectos como las moscas soldado negras para la alimentación animal en lugar del consumo humano.

«Dados estos desafíos, es difícil imaginar cómo los alimentos a base de insectos podrían reemplazar significativamente las opciones tradicionales de carne», afirma el artículo. Aunque muchas personas afirman querer consumir alimentos procedentes de sistemas agrícolas sostenibles, relativamente pocos en los países occidentales han adoptado dietas vegetarianas o veganas. Mientras tanto, se espera que el consumo mundial de carne aumente en las próximas décadas, impulsado por la creciente demanda de una clase adinerada emergente en países como China, según datos de la FAO.

📉 Un mercado “increíblemente pequeño”

«Disponemos de recursos limitados y debemos dedicarlos a las alternativas más prometedoras», declaró, según se informa, Dustin Crummett, coautor del estudio y director ejecutivo del Instituto de Insectos. Afirmó que los insectos de granja obtienen sistemáticamente la puntuación más baja entre los sustitutos de la carne y que su mercado actual es increíblemente reducido, incluso en lugares con una tradición de consumo de insectos.

Crummett señaló que, si bien se han realizado esfuerzos para incorporar insectos en productos como barritas energéticas y pan, estos no han dado como resultado alternativas viables capaces de sustituir realmente el consumo de carne. También afirmó que toda la discusión sobre el consumo de insectos no ha supuesto una gran diferencia, ya que las personas aún presentan una fuerte reacción adversa y no existe una historia cultural. Como ocurre con la mayoría de los alimentos novedosos, cambiar las tradiciones culinarias arraigadas y las reacciones de rechazo es difícil. Pensemos, por ejemplo, en el movimiento vegano, que no ha sustituido precisamente la dieta mediterránea tradicional ni la dieta equilibrada estándar.

🛤️ Un largo camino por recorrer

Reemplazar un alimento de consumo tradicional como la carne, un alimento que ha acompañado la evolución humana durante milenios, por productos vegetales es un reto complejo, tanto nutricional como culturalmente. La mayoría de las empresas del sector de alternativas tienden a creer que necesitan llegar a un acuerdo con la gente, haciendo que las alternativas sean fáciles de elegir y agradables de consumir, en lugar de simplemente esperar que prevalezca una creencia moral.

Los productos alternativos probablemente solo serán aceptados por el público cuando sean verdaderamente competitivos en sabor, precio, conveniencia y se cumpla su capacidad para satisfacer eficazmente las necesidades nutricionales. Sobre todo, las alternativas deben demostrar convincentemente que son más sostenibles ambientalmente y más saludables. A día de hoy, esto aún no ha sucedido.

Realidad Ganadera.

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