Opinión, por Yves Madre (Farm Europe)
El 16 de julio, la presidenta de la Comisión Europea presentará su propuesta para el presupuesto europeo para el periodo 2028-2034.
Su intención es financiar las prioridades (defensa, recuperación económica) y, al mismo tiempo, escuchar la posición de los países «austeros» del norte de Europa, que son contribuyentes netos y prestan poca atención al efecto palanca de unas políticas europeas sólidas y bien financiadas.
Para ello, se mantiene firme en su idea de crear un fondo único que agrupe los presupuestos de todas las grandes políticas europeas (incluidas la PAC y la política de cohesión). Correspondería a los Estados miembros definir los planes estratégicos nacionales y decidir sus prioridades, siempre que apliquen algunas medidas clave determinadas a nivel europeo. Al igual que en el caso del plan estratégico de la PAC, la Comisión se reservaría el derecho de aprobarlos.
Desde el pasado mes de febrero, los eurodiputados agrícolas y la mayoría de los ministros de Agricultura han expresado su oposición.
No obstante, el 14 de mayo, Ursula von der Leyen reafirmó su posición en la reunión del Colegio de Comisarios. En su opinión, este fondo único debería permitir a los Estados miembros utilizar los fondos restantes entre los presupuestos de las políticas y hacer frente a acontecimientos imprevistos, en particular en materia de defensa.
A este respecto, cabe recordar que la seguridad europea no solo se refiere a la defensa, sino también a la alimentación y a lo que la agricultura aportará a los sectores industriales para reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
Por parte del PPE, el partido político de Ursula von der Leyen, Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, intervino con contundencia para destacar los errores de este enfoque.
Ahora es el propio PPE el que se opone, tanto por la necesidad de unos presupuestos europeos sólidos y claramente orientados, incluida la PAC, como por razones democráticas, ya que este proyecto suprimiría en gran medida las decisiones financieras del PE y las transferiría a las relaciones bilaterales entre la Comisión y cada capital.
El PPE también pide un presupuesto más fuerte que vaya más allá del tradicional 1 % del PIB de los Estados miembros, en un momento en que en los pasillos de la Comisión Europea se habla de recortes drásticos de entre el 8 % y el 20 % para la PAC en euros corrientes. Cabe recordar que el simple mantenimiento del presupuesto de la PAC en euros corrientes supondría una caída del 56 % del valor económico de las ayudas directas en 2034 con respecto a 2020 (en euros constantes).
Dado lo que está en juego, y ante la aparente sordera de la Sra. Von der Leyen, los Estados miembros, los parlamentarios y los profesionales deben adoptar una postura firme y urgente.