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Oposición al etiquetado nutricional mediante semáforo

 

Cada cierto tiempo aparece en el candelero una propuesta comunitaria para que los productos alimentarios de la UE sean etiquetados  con códigos de color o semáforo, lo cual podría tener consecuencias directas sobre la disminución de aquellos a los que se les asigne el color rojo. Hasta el momento no han prosperado estas iniciativas, pero ante esta posibilidad el Copa-Cogeca  se encuentra elaborando unas reflexiones sobre el uso de sistemas de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases.

En esas reflexiones el Copa-Cogeca se muestra agradablemente sorprendido de que las instituciones europeas consideren la nutrición como un elemento importante de las políticas sanitarias públicas, así como de la búsqueda de una dieta equilibrada combinada con la actividad física como soportes de una buena salud. Y lo hacen porque los agricultores europeos y sus cooperativas desempeñan un papel clave para ayudar a la sociedad a dirigirse en esa dirección.

Durante los últimos años se han dado desarrollos normativos en el ámbito del  etiquetado y la información nutricionales, tanto en los estados miembros de la UE como en muchos países extracomunitarios. Como consecuencia de ello se han desarrollado varios sistemas de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases. Por su parte la Comisión UE ha decidido evaluar la situación y explorar la posibilidad de desarrollar un sistema de etiquetado de este tipo a nivel de la UE.

Es en este contexto en el que el Copa-Cogeca lanza sus reflexiones, teniendo en cuenta como en los últimos años, algunos operadores de empresas alimentarias británicas han utilizado el sistema de semáforo para el etiquetado frontal de productos alimentarios. Esos operadores utilizan los colores rojo, ámbar y verde para informar a los consumidores de una forma rápida de si un determinado producto presenta un contenido alto, medio o bajo de determinados compuestos como grasas, grasas saturadas, azúcares o sal.

El Copa-Cogeca se ha propuesto siempre con firmeza al sistema de semáforo utilizado en el Reino Unido, por que se presta innecesariamente a confusión, y no ayuda a los consumidores a hacer una elección sana, e incluso puede conducir a que se efectúen elecciones erróneas, porque no tiene en cuenta la porción o cantidad consumida de ese producto, tampoco considera la contribución nutricional muy positiva de determinados alimentos consumidos en cantidades inferiores a los 100 gramos.

Con el sistema de etiquetado británico de semáforos alguna de las principales producciones comunitarias como el queso, la mantequilla, el aceite de oliva u otros productos a base carne registran una puntuación negativa sobre la base de su contenido de grasas o sal por 100g, a pesar de que contienen otros nutrientes muy beneficiosos para la salud y la nutrición.

Por otra parte, una dieta compuesta exclusivamente de productos con semáforo verde puede fácilmente ser malsana, y este es uno de los principales riesgos para los consumidores del sistema de semáforos. El semáforo rojo puede tener un impacto negativo muy fuerte en los consumidores y penalizar a determinados productos. Por todo ello, se duda de que los consumidores puedan entender e interpretar correctamente este etiquetado.

Algunas de las principales multinacionales del sector agroalimentario han decidido promover un sistema de semáforo relacionado con las porciones (Nestlé, Unilever, Coca Cola, PepsiCo, Mars entre otras).

El sistema de semáforos cuenta con otros alternativos que intentan llamar la atención sobre lo que suponen las alternativas más sanas de ingesta, como p.e. el sistema Keyhole que se encuentra bastante extendido en los países nórdicos. Este sistema contribuye a ayudar a los consumidores a cumplir las directivas dietéticas de los países de ese entorno, destacando las alternativas más sanas dentro de los diferentes grupos de productos. Este sistema supone una reformulación de ciertos productos para que contengan menos sal, azúcar o un mayor contenido de grasas sanas. Al mismo tiempo, todas las frutas y hortalizas frescas, el pescado y la carne magra deben llevar la etiqueta, la cual sirve para promover claramente los productos agrícolas como parte de una dieta equilibrada.

En España cuenta con gran predicamento la conocida como dieta mediterránea como modelo y estilo de vida saludable. Modelo, que por otra parte está tratando de seguirse en otras áreas del Planeta dada las bondades de la misma demostrados por la cada vez mayor cantidad de investigaciones científicas que lo demuestran desde los puntos de vista nutricionales y de salud.

Nuestros vecinos franceses han desarrollado un logotipo nutricional propio, propuesto por su gobierno, y conocido como NutriScore, el cual concede una puntuación a cualquier alimento desde el verde oscuro (Letra A –mejor) al rojo (Letra E-peor). Pese a basarse en el sistema de colores es menos discriminatorio y más constructivo que el sistema de semáforo, ya que tiene en cuenta la contribución nutricional global del alimento, valorando la prevalencia de los diferentes nutrientes, incluyendo puntos negativos (hasta 40) sobre la base de los siguientes nutrientes por cada 100g: energía (kJ), azúcares simples, grasas saturadas y sodio en gramos; así como puntos negativos (hasta -15) sobre la base de los diferentes elementos por cada 100 gramos: frutas, hortalizas, legumbres y nueces (%), fibras (g) y proteínas (g). Por tanto el producto de mayor calidad tendría una puntuación de -15, mientras que uno con muy mala calidad nutricional podría llegar a un valor de 40.

Los agricultores europeos consideramos que un posible sistema europeo debería tener base científica, ser útil y promover un enfoque positivo que no discrimine entre productos agrícolas y otros productos que ni siquiera forman parte de las recomendaciones dietéticas.

Para que resulte útil para los consumidores y se aborde verdaderamente el problema de la obesidad y sus consecuencias para la salud, la nutrición debe presentarse siempre en un contexto global de una dieta equilibrada, porciones moderadas y un estilo de vida sano.

Además, no es posible reformular los productos primarios con una composición natural.

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