Comparado con el año anterior, habiendo un 7% más de superficie, la producción se ha reducido un 11%. Dado que las siembras en regadío son el 27% de la superficie total, la caída de los rendimientos se atenúa, pero si se tienen en cuenta únicamente las siembras en secano, los rendimientos se reducen el 31% respecto a los del año 2021. En regadío se estima que los rendimientos serán también inferiores a los habituales, pero habrá que confirmarlo más adelante ya que el ciclo del cereal de regadío va más retrasado.
Si se compra con la media de los cinco años anteriores (2017-2021), la superficie de 2022 es casi un 3% superior y la producción un 6% inferior.
En los últimos seis años, en la provincia de León, ha habido una cosecha muy buena – la de 2018-, una muy mala -la de 2017-, dos buenas -2020 y 2021-, y dos malas -2019 y 2022-.
La pérdida de cosecha se ha debido a la sequía que ha sufrido el cultivo a lo largo de todo su ciclo, comenzando por los meses de invierno, pero sobre todo a las dos olas de calor sin precedentes para la época del año, y a la falta de precipitaciones, salvo alguna tormenta aislada, desde primeros de mayo hasta mediados de junio.
Fuente: Asaja Castilla y León