FINANCIAL TIMES
Por Samantha Pearson
Antes de unirse a las colas de las comidas en un centro comercial de Sao Paulo, Angela Canelas dirige a los dispensadores de desinfectantes de manos. “Trabajo como voluntaria en un hospital por eso nunca sabes que gérmenes puedes coger”, dice.
Desde la barra de una hamburguesería a un lujoso restaurante italiano, la mayoría de los puntos de venta del centro comercial ofrecen gratis un gel desinfectante de etanol, uno de los muchos productos hechos del azúcar que se cultiva en los campos de caña de la región.
Alrededor del 12.5 por ciento del etanol del país de este año se consumirá para “otros usos”, desde productos de limpieza a perfumes y filtros de cigarros, según Datrago, la consultora mayor de azúcar de Brasil. El año pasado fue del 10,2 por ciento mientras que en 2001 sólo fue un 6 por ciento. “Se hace múltiples usos del etanol además de fuel – algunos no los podríais ni imaginar” dice Plinio Nastari, presidente de Datrago. “Por ejemplo, un importante ingrediente de la pintura que se usa para coches es etanol … y también hay una cadena de producción de plásticos.”
Esos productos requieren una forma mucho más pura de etanol que es aproximadamente un 15 por ciento más cara que el tipo que bombea los coches de Brasil. El etanol para el cuidado de la salud y productos cosméticos debe tener muchos menos contaminantes, lo que significa que puede costar dos veces más.
Para la creciente legión de compañías respetuosas con el medioambiente, el coste extra merece la pena. Dado que el etanol de Brasil se hace de la caña de azúcar, en vez del petróleo, dichos productos industriales están aumentando la demanda de las empresas que desean mostrar credenciales ecológicas.
El etanol de los EEUU, que siguen siendo el mayor productor mundial, procede del maíz. Según el Departamento de Agricultura de los EEUU, se necesita dos veces más energía para convertir el maíz en etanol que con azúcar,. La producción de etanol del maíz ha sido también criticada por contribuir al aumento de los precios mundiales de los alimentos.
Para los consumidores industriales de Brasil, como Brasken, que fabrica bolsas de plásticos del etanol, esta distinción es muy importante. Braskem construyó la mayor fábrica de etileno derivado de etanol en 2010 y planea construir más para satisfacer la demanda de clientes como Johnson & Johnson, Toyota y Tetra Pak. “Técnicamente hablando, no hay diferencia en usar etanol de maíz o azúcar per es muy importante para el marketing”, dice Marcelo Nunes, director de químicas renovables de Brasken”. Nuestros clientes finales quieren productos que no compitan con la cadena alimentaria.