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Semillas que anticipan soluciones: los campos de ensayo de la SAT Córdoba muestran el camino hacia una agricultura más preparada

El próximo 29 de abril, los campos de ensayo impulsados por la SAT Córdoba y la Universidad de Córdoba volverán a abrir sus puertas a agricultores, investigadores y empresas del sector. La jornada, ya consolidada como una cita clave en el calendario agrario andaluz, permitirá conocer sobre el terreno los avances más recientes en materia de mejora varietal y prácticas de cultivo.

La visita se hará a varias fincas donde se han realizado las siembras este año con el fin de ver la evolución de los cultivos, en un año marcado por las lluvias. Aunque los ensayos de este año aún están en curso, los datos de la temporada anterior ya ofrecen pistas claras sobre el impacto de la mejora genética en cultivos estratégicos como trigo duro, trigo blando, cebada, garbanzo, colza y girasol.

En la campaña pasada, las variedades ensayadas destacaron por su capacidad de adaptación y sus buenos resultados agronómicos en diferentes tipos de suelos y fechas de siembra. En trigo duro, por ejemplo, variedades como Athoris y Don Ricardo mostraron una destacada resistencia a enfermedades foliares como la septoria. En el caso del girasol, las líneas P64LC108 y ES Lena superaron los 950 kg/ha en producción de aceite, manteniendo su rendimiento frente a amenazas como el mildiu o el jopo.

Trigos blandos y cebadas malteras también ofrecieron rendimientos estables, consolidándose como alternativas sólidas en los esquemas de rotación. La experiencia en campo evidenció que las semillas certificadas no solo ofrecen potencial productivo, sino que facilitan un manejo más sostenible y ajustado a las nuevas exigencias del mercado.

Condiciones meteorológicas imprevisibles, presión de enfermedades, necesidad de reducir costes y tratamientos: la agricultura del presente requiere soluciones a la altura de estas exigencias. En este contexto, los campos de ensayo de la SAT Córdoba se han convertido en un banco de pruebas real, donde se mide la capacidad de las variedades para responder ante escenarios adversos.

Los ensayos han incorporado también técnicas avanzadas de manejo, como estrategias de aplicación de fitosanitarios más eficaces y prácticas adaptadas a cada tipo de cultivo, lo que refuerza el papel de la semilla certificada como eje de una producción más precisa, eficiente y viable.

Este proyecto no es solo una iniciativa técnica. Es también una apuesta compartida entre agricultores, investigadores y empresas del sector, que aportan su experiencia para avanzar en soluciones concretas. La innovación no se impone, se construye desde el terreno. Y los campos de ensayo de la SAT Córdoba son un ejemplo de ello.

Invertir en mejora genética no es solo aumentar el rendimiento: es asegurar la continuidad de los modelos agrarios, reforzar la seguridad alimentaria y ofrecer alternativas de valor en el medio rural. Detrás de cada variedad certificada hay años de trabajo conjunto, y resultados que no solo se miden en kilos, sino en tranquilidad para quien vive del campo.

El próximo 29 de abril, los asistentes podrán recorrer las parcelas, compartir impresiones con técnicos y compañeros, y conocer la evolución de los cultivos del presente ciclo de ensayos. Pero, sobre todo, podrán comprobar cómo la mejora genética se traduce en una agricultura más capaz, más conectada con el conocimiento, y con más recursos para seguir adelante, pase lo que pase.

Fuente: Asaja Córdoba

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