Después de aprobar la mayoría de los planes hidrológicos de cuenca, después de definir los objetivos de inversión en depuración, después de anunciar que se reactivarán las desaladoras, después de pelear por reducir las multas de la Comisión Europea por los incumplimientos y después del llamamiento al consabido pacto nacional del agua. Después de todo eso, toca hablar de los principales usuarios: los regantes.
“Es el momento de hablar de regadíos”, dijo ayer la directora general del Agua del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Liana Ardiles, en la inauguración del I Encuentro de la Gestión sostenible del regadío, organizado por EXPANSIÓN y Sando Grupo de Infraestructuras, que se celebró ayer en la sede de Unidad Editorial.
Pero el regadío necesita una continua modernización, en busca de la eficiencia. De ahí que el Gobierno vaya a invertir un total de 6.500 millones de euros hasta 2027, fecha en la que concluyen los planes hidrológicos previstos dentro de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea. Estos recursos se destinarán, fundamentalmente, a “nuevas infraestructuras, modernización y actuaciones contra la contaminación”, según Ardiles.
Los incentivos al regadío harán que la superficie total del sector se eleve desde los 3,6 millones de hectáreas actuales hasta 4,4 millones en 2027. Es decir, un incremento de más del 22%, focalizado en las cuencas del Ebro, el Duero y el Guadiana.
La demanda de agua de los regantes, por contra, crecería sólo un 11%. ¿Por qué? Porque uno de los dos grandes ejes de la planificación gubernamental es “economizar y racionalizar el uso de agua, armonizándolo con la protección del medio ambiente”, como apuntó Ardiles. De hecho, la propia modernización de las infraestructuras ayuda a aminorar el consumo hídrico.
En efecto, desde 2008 a 2013, el coste medio de la luz que consumen los regantes se ha duplicado. Sólo en 2013, los costes fijos que se incluyen en la tarifa (los que son independientes del consumo) se elevaron más de un 115%, y ya acumulan un encarecimiento del 1.000% en los últimos cinco años.
LA FACTURA DE LA LUZ
Nadie dejó de criticar el enorme coste energético. “Es el gran lastre”, dijo el consejero de Agricultura de la Junta de Extremadura, José Antonio Echávarri. “O resolvemos el problema de la energía o el regadío extensivo tiene las horas contadas”, ahondó José Luis Pérez, presidente de los regantes del Canal de Aragón y Cataluña. “Quiero producir mi propia energía y no me dejan”, escenificó Francisco Belmonte, presidente de los regantes de La Mancha oriental. “Es el timo de la estampita”, resumió, gráficamente, la presidenta de los regantes del valle inferior del Guadalquivir (Feragua), Margarita Bustamante.
El Ministerio de Agricultura está de su lado, por lo que ha pedido al de Industria que rebaje el IVA de los regantes o, si no, que se apruebe una tarifa menguante o se les permita a los agricultores tener sus propias instalaciones de energías renovables sin pagar un peaje especial.