El presidente de la Sectorial del Ajo de Asaja, Miguel del Pino, ha informado del comienzo de la recogida y el arranque mecanizado del ajo en la provincia de Córdoba en una campaña en la que se espera una mayor calidad del producto.
La previsión inicial de superficie de ajos sembrados estaba en torno a las 1.000 hectáreas, una superficie muy similar a la del año pasado, pero la mitad que hace dos cosechas; ya que en 2024 disminuyó la superficie sembrada en más de un 50 por ciento respecto a la temporada anterior por la falta de agua.
Sin embargo, el dato final es que solo 400 hectáreas se han destinado este año a este cultivo y el motivo es que su siembra se produce a finales de otoño y durante el invierno. Explica que, en ese momento, la situación era muy distinta a la actual, ya que “había mucha incertidumbre al no haber seguridad de contar con agua”, por lo que los productores cordobeses optaron por otros territorios cercanos donde sí existía esa certeza, como es el caso de las provincias de Sevilla y de Málaga y, sobre todo, en Castilla La Mancha, teniendo en cuenta que el cultivo del ajo requiere una inversión anual muy cuantiosa, entre los 12.000 y los 13.000 euros anuales por hectárea.
De este modo, la superficie se ha reducido en gran medida, muy lejos, por tanto, de las 9.000 hectáreas que alcanzaba el ajo en las décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado.
Igualmente, como pasa con muchos más cultivos, en los últimos años ha disminuido notablemente la rentabilidad debido al fuerte incremento de los costes, lo que también contribuye a la pérdida de superficie en los últimos años. A ello, igualmente han ayudado las limitaciones impuestas desde la Unión Europea para el uso de determinados productos fitosanitarios, afirma Del Pino.
Sobre los precios, no parece factible una caída cuando es muy probable que siga habiendo una escasa producción, si bien el pago final depende de muchos factores, incluida su presentación y la calidad, pero una media razonable estará en torno a los 4,5 euros por cada kilo.