"El impacto de las heladas así como el de las lluvias es un problema, porque es un impacto sobre el primer trigo que se cosechará en septiembre", dijo Vosnika. Y agregó: "Estamos en un tiempo en que hay menos trigo, por lo que la escasez hace que el momento sea más crítico".
En los días previos a la helada, también cayeron lluvias sobre parte de los campos de trigo que estaban en proceso de formación de granos, lo que puede arruinar un cultivo al hacer que las semillas de trigo germinen. La humedad también crea condiciones fértiles para enfermedades.
La mitad de los casi 3 millones de toneladas de la cosecha de trigo de Paraná está en la etapa de floración o formación de granos, en la que es vulnerable a las heladas.
El trigo del otro estado productor brasileño, Río Grande do Sul, que representa la otra mitad de la producción nacional del cereal, aún es demasiado joven para sufrir daños por las heladas.
Esta situación está provocando que las cotizaciones del trigo estén en máximos históricos de u$s 400 tonelada, mientras el trigo rojo duro de invierno en Kansas se cotiza a u$s 295 la tonelada.
Si tenemos en cuenta que Argentina, proveedor habitual de Brasil, tiene sus exportaciones cerradas desde hace tiempo y probablemente tendrá que comprar trigo este mismo año, Brasil tendrá que acudir a los mercados de USA para abastecer sus necesidades.