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ASAJA recibe a productores de soja de Iowa para estrechar lazos agrícolas internacionales

Una delegación formada por una decena de directores y agricultores de la Asociación de Productores de Soja de Iowa visitó la sede nacional de ASAJA en Madrid el 24 de julio, en el marco de una misión comercial que les ha llevado por Francia, España y que continuará próximamente en Grecia. El objetivo: compartir experiencias, analizar retos comunes y explorar oportunidades de colaboración entre agricultores de ambas orillas del Atlántico.

La jornada, celebrada bajo el título «Mesa redonda sobre retos y oportunidades en la agricultura», permitió debatir de forma abierta sobre cuestiones estratégicas como la seguridad alimentaria en un mundo fragmentado, el impacto del cambio climático, la digitalización del campo o el papel de la innovación tecnológica como aliada del sector primario.

El presidente nacional de ASAJA, Pedro Barato, abrió el encuentro con un mensaje claro: “La cooperación entre nuestros sectores agrícolas no es una opción, es una necesidad”. En su intervención defendió una agricultura moderna, basada en la ciencia, la productividad y en normas equitativas para todos los operadores del mercado internacional.

España e Iowa: dos modelos, una misma preocupación por el futuro del campo

Durante la jornada se habló de la producción cerealista en Iowa y España. A pesar de las diferencias en escala y productividad, ambas regiones comparten retos similares como la dependencia climática, la necesidad de asegurar rentabilidad o el papel central de los cultivos en la alimentación animal.

En este contexto, se habló también del cultivo de la soja como opción emergente en España, todavía con baja implantación pero con posibilidades de expansión si se dan las condiciones adecuadas. Para ello, será necesario resolver barreras estructurales como la falta de variedades adaptadas, la competitividad frente a importaciones y, especialmente, la excesiva carga burocrática que enfrentan muchas explotaciones españolas.

Menos trámites, más innovación: una demanda compartida

Uno de los puntos en los que más se incidió a lo largo del encuentro fue en la necesidad de reducir trabas burocráticas para facilitar la vida diaria de los agricultores. El exceso de controles, autorizaciones, inspecciones y papeleo aleja a muchos jóvenes del campo y frena iniciativas de modernización.

Se insistió también en que si España quiere asegurar el relevo generacional, tendrá que apostar por políticas más ágiles, apoyos reales al emprendimiento rural y un marco normativo que no penalice la innovación, sino que la impulse. En este sentido, la tecnología, el uso de datos, la agricultura de precisión y las nuevas herramientas de protección vegetal deben estar al servicio del agricultor, no convertirse en una nueva carga administrativa.

Agua, sanidad vegetal y seguridad alimentaria: prioridades compartidas

La disponibilidad y gestión del agua fue otro de los temas clave. Se destacó que el acceso al agua sigue siendo uno de los grandes cuellos de botella de la agricultura española, especialmente en un escenario marcado por el cambio climático y la irregularidad de las lluvias.

También se abordaron cuestiones como la sanidad vegetal, el papel de la industria de fitosanitarios y la importancia de preservar las herramientas disponibles para la lucha contra enfermedades y plagas. En este bloque participaron Carlos Palomar (director general de AEPLA), Gabriel Trenzado (director general de Cooperativas Agroalimentarias), Agustín Miranda (secretario general de Lonjas) y Marta Rayón (CESFAC), quienes aportaron la visión de sus respectivos sectores en relación con la sostenibilidad, la nutrición animal y el uso responsable de insumos.

Una mirada al exterior, con los pies en el campo

Más allá de los temas tratados, el encuentro dejó clara una idea: la agricultura europea y estadounidense se enfrentan a problemas muy similares, aunque los resuelvan con herramientas distintas. Y en ese camino, la cooperación internacional y el intercambio de conocimientos no solo son útiles, sino imprescindibles.

La jornada concluyó, en un ambiente distendido y de confianza, con nuevos puentes tendidos entre dos mundos que, en el fondo, comparten un mismo objetivo: producir alimentos de calidad, con sostenibilidad, innovación y rentabilidad para quienes trabajan la tierra.

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