Con estos precios, los contratos que propone la industria abocan al sector ganadero a su desaparición, ya que se sitúan muy por debajo de los costes de producción. Sin embargo, los ganaderos se ven obligados a firmarlos a causa de la inmovilidad de las empresas lácteas, por un lado, y por la amenaza de quedarse sin recoger la leche, por otro.
Incluso se han producido situaciones de amenaza desde la industria a determinados ganaderos de vacuno para imponerles estos contratos, alegando que podrían perder los pagos compensatorios si se negaban a aceptarlos.
ASAJA reivindica que los contratos lácteos puedan ser objeto de negociación por ambas partes, ya que requiere de la firma no solo de la industria, sino también del ganadero, y por tanto está en disposición de exigir precios justos y no contratos a pérdidas.
Igualmente la organización recuerda que la situación de los mercados internacionales aconseja la firma de contratos para periodos cortos, que no superen los dos meses.