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Según los cálculos de ASAJA, por cultivos, se espera una producción de 5,70 millones de toneladas de trigo blando; 712.000 toneladas de trigo duro; 7,42 millones de toneladas de cebada; 1,04 millones de avena; 189.000 toneladas de centeno y 638.000 toneladas de triticale. En conjunto, podemos señalar que se trata de un año muy desigual en cuanto a producciones, con zonas donde los rendimientos son muy buenos y otras donde, por los efectos de la sequía, la campaña va a tener pésimos resultados. Estas variaciones se producen, en algunos casos, dentro de una misma provincia, en una misma comarca o en el mismo termino municipal.
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Como ya ocurriera en años anteriores, ha habido muchos casos de plagas y enfermedades en los cultivos, problemas fitosanitarios que se incrementan cada año desde que no se pueden realizar quemas controladas de rastrojos y se prohíbe el uso de cada vez más materias activas.
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Respecto a los costes de producción, también un año más, han sido muy elevados y los precios que se están pagando a los agricultores siguen siendo bajos. Hay que recordar que aún se mantiene mucho grano almacenado de la pasada campaña para evitar vender a pérdidas, una situación que resulta insostenible para los productores. Continuamos, por tanto, en una tesitura muy preocupante de falta de rentabilidad en las explotaciones cerealistas.
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Las expectativas respecto a los precios son inciertas y la recuperación de éstos está en entredicho a expensas de lo que pase en los mercados internacionales. Los precios nos vienen marcados por los puertos y son los grandes compradores los que están presionando los precios a la baja.
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Desde ASAJA consideramos prioritario que la Ley de la Cadena Agroalimentaria se aplique también para el mercado de los cereales y se haga con rigor ya que los agricultores no pueden seguir manteniendo su actividad productora y vendiendo el cereal, en muchos casos, a pérdidas.