La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) muestra su firme preocupación y rechazo ante la última propuesta legislativa presentada por la Comisión Europea el pasado 28 de agosto, que establece reducciones arancelarias para determinados productos industriales y agrícolas estadounidenses en el marco del acuerdo político alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos.
Este paquete legislativo, que pretende consolidar la Declaración conjunta UE-EE. UU. del 21 de agosto, profundiza en un proceso iniciado hace meses que ha marginado, de forma sistemática, los intereses del sector agrario europeo. Si bien se ha destacado la reducción al 15 % de los aranceles sobre automóviles y componentes europeos, los sectores agrícolas continúan siendo ignorados a pesar de su papel estratégico en la economía, el empleo y la sostenibilidad del medio rural europeo.
ASAJA denuncia que la propuesta publicada por la Comisión otorga un acceso preferencial al mercado europeo para una amplia gama de productos agroalimentarios procedentes de Estados Unidos, sin contrapartidas equivalentes para los productores europeos. Así lo reflejan los anexos del Reglamento propuesto, que abren contingentes arancelarios y eliminan tasas a productos como frutas y hortalizas frescas y preparadas (entre otras, patata y batata, cebolla, judía, espárrago, pimiento, tomate, pepino, alcachofa y calabacín en las ventanas previstas, cítricos como naranjas en sus distintas categorías, mandarinas y clementinas, limones, uva de mesa, manzana, pera, cereza y ciruela)
También aparecen bayas del género Vaccinium (arándano, cranberry, bilberry) frescas y congeladas, fruta desecada (pasas sultanas y otras uvas secas, albaricoque seco, ciruela pasa y mezclas), aceitunas preparadas, vegetales y frutas en conserva o en vinagre, confituras y mermeladas, preparados vegetales, así como distintos zumos con parámetros específicos de Brix (piña, uva incluido mosto, arándano y otros). Se incluyen también semillas para siembra (remolacha azucarera y forrajera, alfalfa, festucas, altramuces, gramíneas y hortalizas), determinadas grasas y preparaciones vegetales y un contingente arancelario específico para categorías de carne de porcino. Además, en un instrumento legislativo separado, la Comisión prolonga el régimen de arancel cero para la langosta de Estados Unidos, incluyendo sus presentaciones procesadas.
Adicionalmente, tal y como han señalado las autoridades comerciales españolas en sus reuniones informativas, se prevén negociaciones específicas sobre partidas como frutos secos de cáscara, cacao, salsas tipo kétchup o galletas, por lo que estos sectores se seguirán de cerca en la siguiente fase.
Desde el lado estadounidense, el acuerdo político fija para la gran mayoría de exportaciones europeas un tipo arancelario máximo del 15 por ciento. La regla acordada implica que aquellas líneas con un arancel NMF inferior a ese umbral se ajustan hasta el 15 por ciento, mientras que las que ya lo superan no sufren incrementos adicionales. En la práctica, productos como el queso manchego quedarían sujetos a un 15 por ciento en el mercado estadounidense, de acuerdo con esa fórmula general.
Esta situación se produce en un momento de especial dificultad para el campo europeo, que sufre ya los efectos de unos costes de producción elevados, el endurecimiento regulatorio y una creciente competencia internacional. Tal como han señalado organizaciones agrarias europeas como Copa-Cogeca y Farm Europe, se está imponiendo una “agenda comercial desequilibrada”, en la que la agricultura europea es tratada como moneda de cambio.
Desde ASAJA exigimos a las instituciones europeas y al Gobierno de España que actúen con urgencia para frenar la aprobación de este reglamento mientras no se garantice una reciprocidad real para los productos agrarios europeos, y en particular para los más sensibles del campo español. Es imprescindible excluir del acceso preferencial aquellos productos que afectan directamente a nuestras producciones, como el vino, las bebidas espirituosas, el queso manchego, la carne de cerdo, los cítricos, el aceite o las conservas vegetales, entre otros. Además, reclamamos que se publique de inmediato una evaluación de impacto que analice con detalle las consecuencias del acuerdo sobre el conjunto del sector agroalimentario, incluyendo sus efectos de sustitución y las desventajas competitivas generadas.
Por otra parte, ASAJA mantendrá una vigilancia estrecha sobre el cumplimiento de las normas sanitarias y fitosanitarias y de bienestar animal en todo intercambio comercial, con el objetivo de asegurar la plena reciprocidad. También se seguirá de cerca la evolución del Reglamento de Deforestación y otros expedientes de sostenibilidad que la Comisión ha anunciado que revisará, así como la interacción con el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono en caso de equiparación de normas de producción, de modo que se garantice un marco coherente y sin desventajas competitivas para las producciones europeas.
Cualquier posible flexibilización para facilitar las importaciones estadounidenses no puede hacerse a costa de los estándares de producción europeos ni de la viabilidad de nuestras explotaciones. Desde ASAJA reiteramos nuestro compromiso con una política comercial europea que respete el principio de reciprocidad, proteja la producción comunitaria y garantice condiciones justas para nuestros agricultores y ganaderos.