En opinión de Asaja Córdoba, la falta de limpieza de cauces por parte de la Administración, la escrupulosidad con la que se dan las autorizaciones para ello y la falta de concesión a las graveras como antaño, provocan que lluvias normales hagan a todos mirar los niveles del agua de los ríos temiendo su desbordamiento en cualquier momento.
La semana pasada se recogieron en Córdoba un total de 93,8 litros (el lunes 3.1, el martes 11.3, el miércoles 9.1, el jueves 25.2, el viernes 14.8, el sábado 20.1 y el domingo 10.2). No se trata de lluvias excepcionales, lo que hace que esta lluvia acapare la atención de todos es que una lluvia normal, si va acompañada de la falta de limpieza de los cauces, se convierte en una mezcla explosiva.
No hace mucho tiempo, cuando la Administración limpiaba los cauces y autorizaba a empresas para obtener las arenas de los ríos o arroyos y cuando se otorgaban de forma fluida permisos para la limpieza de dichos cauces, no nos preocupábamos de las lluvias cuando eran normales. Las lluvias caídas a lo largo de una semana como la pasada, con los cauces limpios, no plantearían ningún tipo de problema. Por ello, el pasado verano, representantes de ASAJA CORDOBA instaban a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para que permitiera el aprovechamiento de las arenas por empresas interesadas y a su vez mantener los cauces limpios.
Para que no volvamos a sufrir las consecuencias de desbordamientos evitables, ASAJA CÓRDOBA pide a la Confederación que mantenga los cauces limpios –es a ella a quien compete la realización de todas estas actuaciones de limpieza y mantenimiento- y agilice los permisos, para que en el caso de que el propietario solicite actuar, pueda hacerlo.
De lo contrario asistiremos cada vez con más frecuencia a un escenario donde la lluvia y sus bondades, podrán dar a su paso al efecto destructor de riadas e inundaciones. Por otra parte, el hecho de que en el Guadalquivir este solamente regulada la mitad de su cuenca, pone de manifiesto la necesidad de acometer las obras necesarias de regulación que eviten situaciones como estas, donde a la postre puedan resultar afectados no sólo bienes materiales sino también vidas humanas.