Estas academias citadas han emitido un comunicado desmontando el estudio de Seralini, que supuso una campaña mediática de los anti-OGM en Francia y en el mundo entero, denunciando la mala praxis científica de Seralini, la escasa fiabilidad de los datos manejados y señalando que dicho informe cojea tanto estadística como metodológicamente. Luna argumenta que “estamos hablando de gente muy seria, de varias academias de ciencias de Francia, que le dan un tirón de orejas importante a un informe que califican de muy flojo científicamente; además, también la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) había considerado insuficiente el estudio de Seralini y criticaba su escasa calidad científica, y otros comités científicos de varios países europeos se han pronunciado en la misma línea, por la falta de rigor y la campaña orquestada que ha creado confusión en la opinión pública”.
La EFSA señaló que el informe de Seralini por su diseño, presentación y análisis de los datos, no podía considerar científicamente las conclusiones que contenía el citado informe.
Las citadas academias han solicitado la creación de un Alto Comité que controle la aparición de este tipo de estudios que crean alarma social y denuncian además que el autor del informe G.E. Seralini tiene vínculos tanto con organizaciones ecologistas como con grandes cadenas de distribución de productos no transgénicos, que estarían detrás de este estudio.