AgroEmprende 5.0

En concreto, podrá visitarse en el edificio del PRAE, en Valladolid.

La aparición de la lluvia en Aragón provoca comentarios esperanzados algunos, aventurados otros, de agricultores que auguran que el agua que cae, arregla algo la situación. Nos parece alejado de la realidad. Para la situación crítica de nuestros embalses, los litros caídos son calderilla apenas. Nuestras reservas a esta fecha son un 30% peores que el año pasado y echamos en falta el agua que en campañas anteriores hemos dejado correr dirección al mar por no poderla almacenar. Para nuestros polvorientos campos de secano, ligero cambio de color para muchas hectáreas que ya no se van a recuperar y un rayo de esperanza para otros, pues la naturaleza obrará el milagro y tal vez los veamos reverdecer y tirar adelante si tuviéramos nuevas precipitaciones en los próximos días. Pero no nos engañemos: para buena parte de la provincia de Huesca principalmente, la lluvia llega tarde, porque el secano no rendirá, miles de hectáreas de arroz no se han sembrado, y con el maíz pocos se atreverán sabiendo que no hay reservas. Los datos son fríos pero crueles: tenemos una sequía como no se recordaba en 70 años, y debería llover a cántaros durante unos cuantos días seguidos teniendo una primavera el doble o triple de lo habitual en precipitaciones. ¿Y si no es así? Huesca va a tener unas pérdidas seguras ya de millones de euros, y otras mermas posibles en función de la pluviometría primaveral de otros cuantos millones. ¿Es tan raro que pidamos un decreto de sequía y la declaración de zona catastrófica cuando esto no lo recuerdan ni los más viejos del lugar? Hay que señalar que además de los campos de cereal de invierno, el arroz o el maíz, tenemos miles de hectáreas de frutales en peligro pues no tienen agua para riego, y esas producciones generan miles de jornales, o la ganadería que no tiene pastos y sus costes se están disparando desorbitadamente. Pensemos que en esta provincia el sector agrario, agroindustria e industria ligada al sector somos el primer sector generador de riqueza (el segundo de Aragón). No queremos que nos regalen nada, solo pedimos ayuda en situación de crisis excepcional. La Mesa de la Sequía nos ha dejado un poco desesperanzados por la dilación en el tiempo en la publicación y puesta en marcha de mecanismos de ayuda para paliar esta grave situación, pues hace ya semanas que venimos desde ASAJA Huesca haciendo los deberes, manteniendo informado a nuestro consejero, y éste trasladando toda la información a Madrid, para que sean conscientes en todo momento de cómo lo estamos pasando de mal. Nos vuelven a pedir que esperemos, que recabarán más información y que tal vez la semana que viene se adopte alguna decisión. Para algunos campos será tarde, para muchos ganaderos el incremento de sus gastos habrá supuesto ya un varapalo en sus cuentas, aunque siempre nos quedará el exiguo consuelo del “más vale tarde…”. Quiero concluir agradeciendo a todos los medios de comunicación y representantes institucionales que el pasado día 15 de subieron a nuestro Autobús de la Sequía, cuyo fin era mostrarles la crudeza de lo que venimos denunciando hace semanas del desastroso estado de nuestras explotaciones. Ahora son ellos los que deben informar y sensibilizar a la sociedad, y nuestros políticos en sus distintas responsabilidades, que defiendan donde corresponda que Huesca necesita ayudas y una política hidráulica que permita a nuestros pueblos y ciudades y a sus habitantes no tener que estar mirando al cielo y planteando rogativas.    

La Consejería de Agricultura adeuda pagos de 2009, 2010 y 2011 a más de 11.000 agricultores y ganaderos, que optaron por endurecer las condiciones de producción acogiéndose a líneas más exigentes o realizando un esfuerzo económico adicional para modernizar su sector, tres años después no han recibido un euro de los pagos comprometidos por la Consejería

La cuantía de las ayudas desciende 33 millones de euros sin motivo

ASAJA Castilla y León pide que se acabe con unos delitos que han obligado a muchos mayores a “candar sus puertas y desconfiar de los forasteros”