En Murias de Paredes, en pleno corazón de la montaña leonesa, una autónoma Verónica dirige una explotación de vacuno ecológico que resume a la perfección lo que significa emprender en el medio rural: riesgo, innovación, conocimiento y una enorme responsabilidad hacia el territorio. Su trabajo diario es la mejor prueba de que los autónomos agrarios no solo producen alimentos; sostienen pueblos, conservan razas autóctonas, cuidan la biodiversidad y generan economía en zonas donde cada proyecto cuenta.
Su ganadería ecológica es hoy un referente nacional. Con más de 90 vacas madres de razas autóctonas —parda de montaña y mantequera leonesa—, Verónica ha logrado un modelo circular que abarca desde la cría hasta la comercialización directa. En 2021 decidió dar el salto definitivo: montar su propia sala de despiece y enviar carne en frío a toda España, Portugal y Andorra. Lotes de 10 kilos en adelante, envasados al vacío, con etiquetado completo y trazabilidad impecable. Una empresa moderna basada en métodos tradicionales.
Pero su historia va más allá de un buen producto. La finca está integrada en una reserva de la biosfera, en espacio SIPAM y zona ZEPA, y combina manejo extensivo con tecnología avanzada: collares de localización, avisadores de parto, videovigilancia alimentada con placas solares y maquinaria que permite producir toda la alimentación invernal del rebaño. Sostenibilidad real, aplicada en el día a día, no como eslogan.
Además, Verónica participa en el programa CULTIVA, acogiendo a jóvenes agricultores que buscan formación en ganadería ecológica, tecnologías digitales, gestión económica y mecanización. Su explotación, además de producir carne de calidad, produce conocimiento, abre puertas y demuestra que el futuro rural puede escribirse con ambición y profesionalidad.
Su compromiso también está ligado a la conservación: colabora con el plan de recuperación de la vaca mantequera leonesa, inseminando vacas seleccionadas genéticamente para evitar que esta raza emblemática desaparezca. La iniciativa se complementa con visitas a la Universidad de León y al Censyra, donde los jóvenes pueden comprender el valor de preservar el patrimonio genético ganadero.
Historias como la de Verónica explican por qué los autónomos agrarios merecen ocupar un lugar central en la agenda pública. Porque sostienen el sector agroalimentario —que en España genera más de 2,5 millones de empleos y aporta más del 11 % del VAB nacional, según datos de 2024— y porque mantienen vivo el país desde la raíz: los pueblos, los paisajes, los oficios, las razas y el vínculo entre tierra y comunidad.
Ella es una autónoma. Pero también es mucho más: es innovación, territorio, conocimiento y futuro. Su nombre Verónica representa a miles de profesionales que cada día hacen posible que España siga produciendo alimentos con calidad, con identidad y con sentido.
