Artículo de opinión firmado por Blanca Corroto, miembro de la Ejecutiva de ASAJA.
En Bruselas se está decidiendo mucho más que un presupuesto. Se está decidiendo si queremos seguir siendo una Europa que se alimenta a sí misma con dignidad, o si vamos a dejar en manos de terceros países —con condiciones que no asumimos en casa— nuestra seguridad alimentaria.
Durante años, los agricultores y ganaderos europeos han resistido crisis sanitarias, subidas de costes, tratados comerciales lesivos y exigencias medioambientales impuestas sin diálogo. Hemos seguido trabajando mientras otros cerraban. Hemos mantenido el suministro, sostenido el empleo rural, garantizado alimentos seguros y de calidad. Y lo hemos hecho con cada vez menos respaldo, más burocracia y más incertidumbre.
Ahora, la Comisión Europea vuelve a poner al campo contra las cuerdas con una idea tan aparentemente técnica como devastadora: diluir la Política Agrícola Común (PAC) en un Fondo Único. Eso, dicho claro, es el principio del fin.
La PAC no es una subvención ni un privilegio. Es una política estratégica, común y con presupuesto propio. Y no lo es solo para los que trabajamos la tierra: lo es para los 450 millones de europeos que comen cada día. Para los que quieren precios estables, alimentos seguros, pueblos vivos y un entorno cuidado. ¿Alguien cree que eso puede sostenerse sin agricultores?
La integración de la PAC en la Política de Cohesión, como se plantea, diluirá sus objetivos, romperá su gobernanza y abrirá la puerta a que cada país gestione su política agrícola según sus prioridades. Eso no es equidad, ni justicia social, ni mercado común. Es desregulación, desigualdad y abandono del campo.
Mientras tanto, se cierran tratados como el de MERCOSUR sin consultar al sector, ampliando contingentes de importación de productos como el azúcar o la miel sin reciprocidad ni controles efectivos. ¿Qué clase de “transición justa” es esa?
El 9 de julio, en Varsovia, organizaciones de agricultores de toda Europa firmamos una declaración conjunta bajo un lema contundente: “¡No vendáis la agricultura europea!”. Porque eso es lo que está en juego: décadas de avances, de normas de calidad, de soberanía alimentaria y de compromiso con el territorio están a punto de ser tirados por la borda por decisiones opacas y profundamente irresponsables.
Desde ASAJA decimos alto y claro: esto no va solo de agricultores, va de todos. Va de si queremos una Europa que se alimenta de lo suyo, o una Europa dependiente y desvertebrada. Va de si entendemos que la agricultura es un sector estratégico, o la convertimos en una víctima más de un modelo global sin alma.
Por eso el próximo 16 de julio estaremos en Bruselas, junto a miles de agricultores y cooperativas de toda Europa, para defender la PAC, para defender el campo, y para decirle a la Comisión que con la seguridad alimentaria no se juega.
No queremos privilegios. Queremos respeto, coherencia y una visión de futuro. Queremos que Europa recuerde que sin agricultores, no hay alimentos. Sin PAC, no hay campo. Y sin campo, no hay Europa.
Firmado por Blanca Corroto, miembro de la Ejecutiva de ASAJA.