En el área protegida del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada las prácticas agrícolas y ganaderas se penalizan constantemente con restricciones para todo, para transitar y acceder con vehículos a las fincas, para cultivar en determinadas parcelas (zonificadas como C1), para ampliar una balsa, para cortar broza en la sierra, para limpiar las acequias, para arreglar caminos, para colocar provisionales estructuras de cultivo (mallas antigranizo), para hacer una chimenea nueva y hasta para cambiar una piedra de sitio. La Administración autonómica ha ido con los años poniendo cada vez más trabas a los pobladores en aras de un proteccionismo a ultranza del área natural que ha acabado por ser una completa expropiación de uso sin la compensación socioeconómica adecuada al tipo de limitaciones.
La Asociación de Propietarios del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada se constituyó hace dos años para la defensa de los derechos de explotación agrícola y ganadera ante las dificultades que están encontrando para su desarrollo socioeconómico y el mantenimiento del modo de vida rural. Sus reivindicaciones se reducen a vivir con dignidad de la tierra, modernizar sus explotaciones y sacar rentabilidad a sus cultivos, nada más y nada menos. Hay que aclarar que esto no va en detrimento de la conservación sino que, muy al contrario, la actividad agrícola y ganadera ofrece solución a dos importantes problemas medioambientales como son el avance de la desertización y la proliferación de los incendios forestales, primero por ser los regantes quienes mantienen la red de acequias aprovechando los recursos hídricos existentes, y segundo, porque el ganado que pastorea es el que limpia el monte de malezas ayudando a la prevención.
Desde ASAJA GRANADA creemos que no se puede gestionar el Parque desde una posición dominante por parte de la Administración autonómica, ajena a las necesidades de sus pobladores, y que la figura de protección debe considerar la explotación económica agroganadera, e incluso turística, desde la perspectiva local, no meramente sancionadora. Es necesario, por ello, una definición del espacio natural como un punto de conexión entre lo rural y lo urbano, la cultura y el paisaje y, desde luego, promover una mayor participación de los trabajadores originarios de los pueblos ̶ conocedores del medio ̶ en las instituciones.