La vendimia ha arrancado en Extremadura con previsión de muy buena calidad de la uva, tanto de la blanca como de la tinta, extraordinaria sanidad y muy compensada acidez y una reducción en la producción que se estima de, al menos, el 50 % con respecto a la anterior campaña que, en todo caso, fue realmente excepcional y que, en consecuencia, es un referente relativamente válido.
Esta reducción en la producción, que supondrá una notable pérdida de renta agraria para todo el conjunto de las explotaciones vitícolas extremeñas, encuentra su origen en la extraordinaria escasez de precipitaciones contabilizadas desde el pasado otoño y, muy especialmente, durante el periodo de crecimiento vegetativo de la planta y, de manera particular, durante el invierno que es, precisamente, cuando la planta absorbe mejor el agua.
La producción total de uva se puede calcular en unos 200 millones de kilos, de los que el 70 por ciento se dedicará a vino blanco y el 30 por ciento a tintos, lo que significará una considerable reducción en el número de litros de vino producidos en Extremadura.
Por el contrario, la previsible escasez en la producción de uva, unida a la concurrencia de unas condiciones meteorológicas muy variables pero que la vid ha sabido aprovechar adecuadamente, especialmente durante las fases de envero y maduración, permiten hablar de una muy alta calidad del fruto, que presenta además un idóneo equilibrio entre acidez y grado de dulzor y un estado sanitario excelente por causa de la ausencia de enfermedades y plagas a lo largo de la presente campaña.
Conforme a lo hasta ahora señalado, bien podemos preveer, con las necesarias reservas, una cosecha de vinos de alto valor e igual calidad.
Por lo que respecta a los precios, se prevé una subida, de en torno al 20 por ciento, con respecto a los ya fijados para la pasada campaña, lo que, vista la reducción de la producción y el incremento de los costes de la misma, nos permite hablar, como ya hemos señalado anteriormente, de una drástica reducción de la rentabilidad de las explotaciones.
Finalmente y por lo que respecta a la mano de obra a contratar durante la presente campaña, no siendo la cosecha abundante, se prevé que las necesidades de jornales serán sensiblemente inferiores a las planteadas en campañas anteriores, lo que, dado el efecto llamada que supone la vendimia para miles de trabajadores extranjeros, especialmente de nacionalidad rumana, nos permite augurar un clara exceso de mano de obra y, quizá, cierta conflictividad y un aumento de la delincuencia y, consiguientemente, de robos en el campo.