Tanto en la siembre de Otoño como de Primavera, una buena siembra requiere una buena preparación del terreno y que la sembradora esté regulada y calibrada. La densidad de siembra depende de la especie y variedad que se cultive, así como las condiciones climáticas que se den en el momento de siembra. Se debe tener en cuenta el coeficiente de germinación de la semilla, profundidad adecuada, estado del suelo y momento de siembra, pues todo ello determinará las pérdidas de semillas, dato importante para ajustar la dosis.
En cuanto a la separación entre líneas, se adaptan a un rango amplio debido a la raíz fasciculada. Una separación entre líneas mayor que la separación entre plantas provoca más competencia entre raíces, pero favorece la penetración de luz en la cubierta y facilita otras labores de cultivo. En la sembradora varía entre 10 y 30 cm, y según algunos ensayos, la relación entre la distancia entre líneas y la distancia entre plantas debe ser igual a 4.
La profundidad depende del tamaño de semilla, el suelo, la humedad y las condiciones climáticas. Además, influyen el ahijamiento, el vigor de la planta y su resistencia al frío, pues a mayor profundidad hay más sensibilidad al frío.
Profundidad y método de siembra
Cuanto menos profundo se siembre más pronto emergerán las plántulas y podrán comenzar las actividades fotosintéticas y, por lo tanto, más temprano comenzará el ahijado. La profundidad de siembra adecuada es aquella que coloca la semilla donde pueda absorber agua para la germinación y no desecarse posteriormente. Si hay problemas con pájaros, entonces a menudo hay que sembrar más profundo. Si bien las plántulas de algunas variedades pueden emerger desde 5 cm de profundidad, esto puede ser demasiado profundo para algunos genotipos modernos que tienen coleoptilos cortos.
Causas de los problemas de la siembra y de la emergencia
Momento óptimo de siembra
Para cada localidad hay una fecha óptima de siembra determinada principalmente por las condiciones climáticas y por la disponibilidad de tierra y riego, y también por la variedad a ser usada y el probable momento de la aparición de enfermedades importantes en la región. La mejor fecha de siembra es aquella que produce los más altos rendimientos dentro de las limitaciones locales. Usualmente se calcula por medio de una cuenta regresiva desde el momento de la antesis. Una vez que se haya determinado la mejor fecha de siembra, cualquier demora en la misma reducirá el rendimiento. La pérdida de rendimiento será por lo general mayor en las regiones más calurosas.
La variedad más adecuada será aquella que ajuste mejor sus etapas de desarrollo al clima de la región. Al decidir la variedad y calcular la fecha de siembra hay que tener en cuenta los siguientes riesgos: