En nuestras regiones los cultivos de cereal son mayoritariamente de secano, existiendo alguna excepción donde se riega el cereal.
Momento del riego y estrés hídrico
El estrés hídrico no debería ser un problema si se riega siguiendo los intervalos recomendados en la zona y se controla con frecuencia el estado hídrico del cultivo usando la tabla de marchitez que existe en muchos manuales de fitotecnia. Aunque la frecuencia del riego y la cantidad de agua dependerán de numerosos factores, hay cuatro momentos clave, además de la siembra, en los que el agua no debería ser un factor restrictivo. Estos momentos son: la iniciación de las raíces de la corona cuando se inicia el ahijado, el encañado, la antesis y el estado de grano lechoso. De estas cuatro etapas, el ahijado y la antesis son las más sensibles al estrés hídrico.
¿Es un problema el estrés hídrico?
Un cultivo con estrés hídrico rápidamente pierde potencial de rendimiento. Cuando un cultivo joven tiene poca agua su primera reacción es conservarla cerrando los estomas. Los estomas son pequeños poros en las superficies verdes que permiten la salida del vapor de agua y la entrada de dióxido de carbono. Sin dióxido de carbono, la fotosíntesis se interrumpe dejando la planta sin azúcares disponibles para el crecimiento y, por lo tanto, este se detiene. El primer efecto de la falta de agua sobre el crecimiento es que la expansión de las hojas se detiene. Las yemas que están prontas para crecer desarrollándose en ahijamieto, permanecen latentes. Por lo general, el tallo principal continúa su desarrollo. Si la falta de agua continua, el cultivo eventualmente no producirá todas las hojas, ahijos y espigas que debería y, por tanto, tendrá una cubierta foliar pobre con pocas espigas, pocos granos y bajo rendimiento.
Si el estrés hídrico ocurre después de la antesis, los granos se verán afectados ya que en ese momento son la parte de la planta que está creciendo. Los estomas se cierran, las hojas se enrollan, mueren primero las hojas más viejas y después las más jóvenes y la planta acelera el movimiento de las reservas almacenadas hacia los granos para llenarlos tanto como sea posible antes de morir. La consecuencia del estrés post-antesis, durante el estado lechoso, es que los granos quedan arrugados y pequeños.