En este apartado se tocarán diferentes operaciones de fertilización que se llevan a cabo en el olivar a lo largo de sus campañas de producción.
Implantación: Lleva en muchas ocasiones la realización de enmiendas y abonados de fondo para mejorar las condiciones del suelo y aportar reservas que puedan ser utilizadas por el olivo durante largo tiempo. La realización de estas enmiendas exige un desfonde total del suelo.
Las enmiendas más aplicadas en olivar son de tipo húmico y consisten principalmente en aportar estiércol muy descompuesto.
Gracias a las enmiendas y abonados de fondo se consigue colocar al árbol en condiciones muy adecuadas para su desarrollo.
Cuando se agotan, debido a la elevada longevidad del olivo surge la necesidad de aportar elementos nutritivos necesarios para el normal mantenimiento de los árboles.
Puntos a tener en cuenta: La fertilización de una plantación debe ser una práctica en la que los criterios a seguir para realizarla se fundamentan en dos principios básicos:
- Descubrimiento de todos los elementos esenciales para el desarrollo de las plantas.
- Equilibrio entre ellos.
Un programa de fertilización óptimo es aquel que minimiza el uso de fertilizantes aportados a la plantación y a la vez corrige deficiencias y excesos de elementos minerales. En el olivar no se emplea ninguna técnica para determinar las necesidades nutritivas sino que se aplica reiteradamente un mismo plan preestablecido de fertilización. La práctica general de la fertilización en el olivar muestra una interesante relación positiva entre el abonado con nitrógeno, fósforo y potasio.
El abonado de un olivar supone entre el 5% y el 10% de los costes anuales de cultivo, por lo que se tiende a aplicar más fertilizantes de los necesarios y con ello se busca asegurar la máxima producción de calidad. Desde el punto de vista agronómico, el empleo excesivo de fertilizantes presenta los siguientes inconvenientes:
- Es más costoso económicamente.
- Origina excesos y desequilibrios nutritivos.
- Puede interferir con la nutrición o disponibilidad de otros elementos nutritivos.
- Crea degradaciones en el suelo difíciles de corregir.
- Contribuye innecesariamente a la contaminación del aire y de las aguas.
Su consecuencia suele ser la provocación de efectos negativos en la producción y en la calidad del producto y, a largo plazo, disminuir la capacidad productiva del suelo.
Elementos esenciales: Los elementos esenciales para el crecimiento de las plantas son: carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio, azufre, hierro, manganeso, cinc, cobre, molibdeno, boro y cloro. Sin estos en vegetal no puede completar su ciclo vital.
Carbono, hidrógeno y oxígeno constituyen aproximadamente el 95% en peso seco de un olivo. Los demás elementos constituyen el 5% restante del peso seco y son los que tienen importancia en la fertilización del olivar, siendo asimilados como iones presentes en la solución del suelo.
Estos elementos se clasifican en macronutrientes, (nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio y azufre) y en micronutrientes. De los primeros son necesarias concentraciones de 10 a 5000 veces superiores a las de los segundos.
Con la fertilización racional se busca suplementar solo los elementos esenciales que el olivar requiera y no añadir indiscriminadamente todos los elementos minerales que el árbol necesita.
Los nutrientes a añadir difieren de unos suelos a otros por lo que no tiene sentido hacer recomendaciones generales siendo preciso determinar sus necesidades nutritivas, y establecer en función de ellas un programa de fertilización.
Determinación de las necesidades nutritivas del olivar: Un abonado racional debe aportar tan solo los elementos nutritivos que requieran los árboles en un momento determinado, únicamente cuando existan pruebas de que esos elementos son precisos.
La existencia de necesidades nutritivas se muestra por la aparición de síntomas en el árbol. Los síntomas aparecen cuando existen carencias graves, las cuales se pueden presentar simultáneamente. A veces plagas, enfermedades, factores de suelo, herbicidas e insecticidas, ofrecen síntomas difíciles de distinguir de los producidos por problemas nutritivos, lo que hace difícil la inspección visual. Existen factores que pueden afectar a la disponibilidad o utilización del nutriente, tales como el exceso de otro elemento nutritivo que interacciona con él, es por ello que la aparición del síntoma de deficiencia de un elemento no indica que no exista en el suelo.
El análisis del suelo es una herramienta un poco limitada para determinar las necesidades nutritivas de una plantación, ya que el contenido de nutrientes del suelo no siempre está relacionado con el de la planta. A veces los análisis muestran valores tan bajos de un elemento nutritivo, que se puede sospechar en los árboles deficiencias en ese elemento.
El análisis foliar es el mejor método y el más caro para identificar problemas nutritivos, para detectar niveles bajos de nutrientes, para medir las respuestas a los programas de fertilización y para detectar toxicidades causadas por algún elemento; pero no trataremos en este informe este tipo de análisis porque no es objeto del proyecto.
Para llevar a cabo una buena nutrición vegetal hay que tener en cuenta el nivel de abonado de la planta. Con la aplicación de nitrógeno se mantiene el nivel productivo, y mejora la calidad del fruto. Los ensayos muestran de forma evidente la falta de sentido de la aplicación de abonos complejos, a no ser que el olivo esté deficiente de todos esos elementos, lo cual es poco probable. En todo caso es importante señalar que el nitrógeno es la base de la fertilización en un olivar. Aplicaciones de 0,5 Kg de nitrógeno por árbol permiten mantener el nivel de nitrógeno adecuado. El exceso de abonado nitrogenado, que es normal en el olivar, tiene repercusiones negativas pues los olivos pueden mostrarse más sensibles a las heladas y más sensibles a la acción de plagas y enfermedades.
El nitrógeno suele aplicarse al suelo a finales de invierno. Es preferible repartirlo en varias aplicaciones, pues así se minimizan las pérdidas y el árbol lo asimila mejor.
En cuanto al fósforo, es anormal que aparezcan deficiencias en fósforo, por lo tanto la fertilización no irá encaminada a este elemento.
En general los olivares presentan niveles bajos de potasio en hojas.
Las causas de deficiencia en potasio son:
1. Suelos pobres en potasio.
2. Temperatura del suelo.
3. Humedad del suelo.
4. Carga del árbol.
5. Interacciones con calcio y magnesio.
La fertilización potásica en el olivar, además del efecto en la producción, induce mayor tolerancia a la sequía.
La deficiencia en calcio y magnesio en el olivar es muy rara.
La carencia de hierro es frecuente en olivares establecidos sobre suelos muy calizos, se muestra con un crecimiento pequeño de los brotes y una gran disminución de la producción. La corrección de la deficiencia de hierro es muy difícil. El método más efectivo es mediante inyecciones al tronco de los olivos.
En cuanto a manganeso, cinc y cobre en los trabajos efectuados los niveles encontrados en hoja han estado por encima de los considerados como críticos.
El olivo es una planta con altos requerimientos de boro y las aportaciones de este elemento son normales.
Las deficiencias en boro se manifiestan como clorosis apicales y marginales, formación de brotes como “escobas de bruja” y mal formaciones de frutos.
La dosis utilizada varía entre 25-40 gramos de boro por árbol al suelo, aplicaciones foliares de productos solubles a una concentración de 0,1% de boro antes de la floración.
El exceso en la solución del suelo de sodio y cloro, igual que de boro, puede causar toxicidad en las plantas. El olivo es tolerante a la salinidad, siendo posible su cultivo en suelos con alto contenido en sales y puede ser regado con agua con elevado contenido en ClNa.
Para reducir el exceso de estos iones en el suelo, hay que realizar un lavado aumentando el volumen de riego.
Aplicación de abono orgánico: En esta labor es preciso tener en cuenta su considerable volumen y que deben ser enterrados mediante una labor muy ligera, para no romper las raíces superficiales.
El enterrado, para evitar pérdidas debe hacerse rápidamente a continuación de su distribución.
Se puede aplicar los abonos orgánicos en la zona de goteo de los árboles, lo que no es aconsejable pues su efecto como enmienda se ve disminuido y porque, a veces, las raíces de los árboles llegan incluso a entrecruzarse, saliendo de la zona de goteo.