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Abonado

 

Los principales macronutrientes son nitrógeno, fósforo y potasio, que se aplican según las condiciones del suelo y las necesidades específicas del cultivo. Los cereales en general requieren 3kg de nitrógeno por 100 kg de grano producido. El fósforo se acumula principalmente en el grano, mientras que el potasio forma parte de los órganos vegetativos.
 
Es muy importante aplicar la dosis necesarias sin excesos, para evitar contaminaciones a los acuíferos por lixiviación, especialmente de nitratos, y las consecuentes pérdidas de nutrientes, producto y económicas.

Nutrición mineral

La concentración de nutrientes declina en el cultivo a medida que éste se desarrolla y acumula tejidos viejos

Para un buen crecimiento el trigo necesita muchos nutrientes, sobre todo macroelementos: oxígeno (O; cerca del 48 % de la materia seca), carbono (C; 42 %), hidrógeno (H; 6%), nitrógeno (N; 2 %), potasio (K), fósforo (P), calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S). Estos elementos se van acumulando en el cultivo a lo largo de su crecimiento, sin embargo, sus concentraciones se reducen a medida que el cultivo tiene más tejidos viejos. Estos tejidos viejos tienen concentraciones de nutrientes más bajas que los tejidos jóvenes. El trigo también necesita pequeñas cantidades de microelementos como hierro, manganeso, boro, zinc, cobre, sodio, molibdeno, cloro, cobalto y sílice. Aparte de los tres primeros elementos (O, C y H), que provienen del aire y el agua, los restantes 16 elementos pueden ser manejados, en cierta medida, por tratamientos del suelo o del cultivo.

Las recomendaciones para los aportes de N, P y K difieren ampliamente con el tipo y la fertilidad del suelo y el uso esperado del fertilizante por el cultivo. Un cultivo de ciclo corto puede no tener el tiempo suficiente para aprovechar el fertilizante como un cultivo de ciclo largo. El programa de fertilización que se siga debe estar basado en la práctica local, en el rendimiento deseado y en la rotación de cultivos. Las variedades más grandes necesitan más fertilizante. Sin embargo, es necesario ser precavidos ya que un exceso de nitrógeno puede dar lugar a la contaminación de aguas y al encamado. Si el nitrógeno es un factor restrictivo, el rendimiento y probablemente el contenido de proteína del grano se reducirán. En general, la proteína del grano aumentará si se añade nitrógeno una vez que hayan emergido las espigas.

Como regla general, se puede decir que un cultivo de 7 t/ha toma de la tierra, 150-190 kg de nitrógeno, 25-35 kg de fósforo y 45-60 kg de potasio. Estos nutrientes deben ser restituidos al suelo después de un cultivo para evitar el agotamiento de las reservas. Calcular las cantidades aproximadas de nutrientes tomadas por un cultivo teórico. Por ejemplo, para un rendimiento de 4 t/ha, se perderán cerca de 150 x 4/7 N (85 kg N).

Cuando las plantas no reciben suficientes nutrientes como para satisfacer sus requerimientos o si los reciben en exceso, su crecimiento será pobre; si el desajuste es importante, entonces aparecerán los síntomas correspondientes al problema. En general, los síntomas originados por la mayoría de las deficiencias o toxicidades se observan mejor en las hojas.

Si los nutrientes del suelo son progresivamente esquilmados por el cultivo y el nutriente no puede ser traslocado de las hojas viejas a las nuevas, los síntomas serán más aparentes en las hojas nuevas. Por otro lado, si el nutriente tiene movilidad dentro de la planta, esta lo extraerá de las hojas viejas para ser usado en las nuevas; los síntomas aparecerán en las hojas viejas. Es necesario hacer una consideración especial con el boro ya que no muestra síntomas importantes en las hojas; su deficiencia es aparente sólo en el momento de la antesis cuando aparecen las florecillas estériles.

Es necesario también tener la precaución de no confundir los síntomas de estas deficiencias con síntomas similares debidos a enfermedades. Si la causa es nutricional, los síntomas ocurrirán en zonas grandes del campo. Si la causa es una enfermedad, es probable que los síntomas aparezcan en plantas aisladas o en rodales.

Malas hierbas
 
Pueden reducir el rendimiento por diversos motivos, especialmente por competencia de recursos. El laboreo permite disminuir las malas hierbas en el terreno. Las adventicias de hoja ancha se pueden eliminar mediante el uso de herbicidas selectivos, sin embargo, el principal problema son las gramíneas, pues pertenecen a la misma familia que el cereal cultivado y por tanto, los herbicidas eliminarían nuestro cultivo. Es por esto, que la mayor competidora en cultivos de cereal son las malas hierbas de hoja estrecha.

Cuando saber si hay demasiadas malas hierbas.

Controlar el cultivo a las 2-3 semanas de la emergencia de las plántulas.
 

  •  ¿Hay muchas malas hierbas tanto o más grandes que las plantas del cultivo? Cualquier mala hierba que en esta fase sea de tamaño similar al del cultivo, si no es eliminada, lo dominará muy pronto; interceptará la luz y utilizará agua y nutrientes.   
  • Observar el cultivo en forma general. ¿La cobertura ofrecida por el cultivo es mayor o menor que la cobertura ofrecida por las malezas? Recordar que la tierra cubierta por las malas hierbas representa recursos no disponibles para el cultivo.

   
¿Cuáles son las malas hierbas dominantes en el cultivo? Tratar de identificarlas para estimar su vigor como malas hierbas y definir los métodos de control.
   
Las plantas de trigo en las áreas con malas hierbas, ¿son más pequeñas o menos desarrolladas que en las zonas limpias del campo? Si es así, las malas herbas están dominando los recursos.

Causas de la infestación de malas hierbas.
 

  • La semilla de trigo estaba contaminada con semillas de malas hierbas. Examinar siempre la semilla antes de sembrarla. Las máquinas usadas para la cosecha y la labranza son una fuente de malas hierbas y deberían limpiarse antes de dejar el campo.
  • La aplicación de herbicidas es ineficaz. Controlar qué  el herbicida fue usado, su concentración y si llovió o hubo un rocío fuerte durante su aplicación. Y revisar si se siguieron las recomendaciones indicadas en la etiqueta por el fabricante.
  • La monocultura y el uso repetido de los mismos herbicidas llevan a la aparición de malas hierbas y más resistentes.
  • Las malas hierbas perennes que se propagan a partir de raíces rotas o de rizomas son difíciles de controlar manual y químicamente.
  • Si la siembra se demoró demasiado después de la preparación del lecho de siembra. Controlar en las hojas de campo las fechas de preparación del suelo y de la siembra.
  • Cada especie cultivada tiene su conjunto de prácticas que crean nichos para ciertas malas hierbas. Si la tierra se ha cultivado continuamente con trigo, en el suelo puede haberse formado un banco de semillas de malas hierbas. Dado que algunas de estas semillas pueden permanecer latentes durante muchos años, el problema continuará por cierto tiempo a pesar de los métodos de control.