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Agricultores, ganaderos, cazadores y habitantes del medio rural, en general, están de enhorabuena. Los animales de trabajo en las explotaciones agrarias y los perros de caza quedan definitivamente fuera de la Ley de Bienestar Animal que acaba de ser aprobada en el Congreso de los Diputados. La cordura y el sentido común se han impuesto gracias a la presión que desde ASAJA, desde la Real Federación Española de Caza e incluso desde algunas Comunidades Autónomas se ha realizado para conjugar la protección de los animales con el correcto desarrollo de actividades como la ganadería o la caza.



 Las alegaciones presentadas por esta Organización se han tenido en cuenta


ASAJA aplaude el giro de timón, in extremis, que el grupo parlamentario del PSOE ha dado en este tema al incluir la enmienda para que los perros de caza y de trabajo quedaran fuera del texto legislativo, y que ha sido refrendada por el resto de grupos parlamentarios, socios del Gobierno. Definitivamente, los animales inmersos en la actividad profesional, como es el caso de los animales en las ganaderías (fundamentales para el trabajo en nuestro sector) y los animales para la actividad cinegética quedan excluidos de la Ley.

De esta forma, la ley no afectará a los animales empleados en el manejo y protección de la ganadería, algo que no haber sido así hubiera supuesto un grave problema para nuestros ganaderos. De todos es conocido que hay actividades y situaciones que no se podrían llevar a cabo de forma efectiva en las explotaciones ganaderas, y que resultan fundamentales para el correcto desarrollo de la actividad productiva, sin la colaboración de estos animales, como es el caso del pastoreo o la protección del ganado frente a amenazas externas, como son los continuos y crecientes ataques del lobo a vacas, ovejas o cabras.  

Valoramos también que se haya excluido de la Ley a los animales de caza, puesto que el aumento de la población silvestre en especies como corzo, jabalí, conejo, o el propio lobo antes citado, suponen una amenaza para el desarrollo de nuestros cultivos, la supervivencia de nuestro ganado y para la prevención y/o expansión de las enfermedades que estos animales transmiten, es el caso de la tuberculosis bovina o la peste porcina africana. Sin el desarrollo de la actividad cinegética este control no sería posible.

Ya en el mes de marzo del pasado año, ASAJA presentó un documento de alegaciones a la Ley en el que se razonaban y explicaban los motivos por los que se pedían estas exclusiones particulares y desde entonces hemos realizado una intensa labor en colaboración con la  Real Federación Española de caza y otras entidades afines, así como con los gobiernos de las Comunidades Autónomas,  para concienciar a los grupos políticos y al propio Gobierno de la necesidad de dejar fuera de la ley a estos animales. Finalmente, el resultado nos satisface a todos.