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El mantenimiento ecologista del Tancat de la Pipa ha provocado la aparición del botulismo aviar, un problema inexistente en las 15.000 hectáreas de arrozal

 

Ante el reciente brote de botulismo que se ha producido en el Tancat de la Pipa y que ha provocado la muerte de cerca de 500 aves, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) pone de relieve la importancia de la actividad arrocera en el Parque Natural de la Albufera y afirma que este paraje no existiría sin la gestión racional del agua que llevan a cabo los agricultores de la zona, ya que únicamente se ha producido en un espacio que gestiona la administración con criterios estrictamente ecologistas.

El botulismo aviar es una intoxicación que padecen las aves tras ingerir una toxina producida por la bacteria anaerobia Clostridium botulinum. Este problema aparece en lugares en los que no hay oxígeno y la temperatura supera los 26 grados. Cuando se dan estos supuestos, la bacteria se encuentra en condiciones propicias para reproducirse e infecta a los invertebrados que posteriormente ingieren las aves. Además, los cadáveres en descomposición de estas aves favorecen la proliferación de la toxina. En este caso concreto, el brote podría haber sido evitado si el agua en lugar de estar estancada hubiera estado en movimiento, como sí ocurre en los arrozales gestionados por los agricultores del Parque, ya que el oxígeno impide la aparición de bacterias anaerobias. 

La gestión del agua por parte de la administración en este “filtro verde”, a la que supuestamente se dota de presupuestos públicos, ha provocado una alteración en el ecosistema de la Albufera. Por tanto, ha quedado demostrado que si se siguen este tipo criterios de mantenimiento la situación desastrosa puede extenderse al resto del Parque, donde ya se observan acequias estancadas por la falta de limpieza de vegetación. “Nos prohíben retirar la vegetación para no molestar a las aves y lo que van a conseguir es que el agua deje de circular y se pudra”, señala el responsable de la sectorial arrocera de AVA-ASAJA, Miguel Minguet. “La Albufera es un entorno creado por el hombre y por ello este humedal no existiría sin la acción clave de los arroceros. El problema lo está generando la administración al no dejar circular el agua con normalidad, prueba de ello es que en las 15.000 hectáreas de arroz que gestionan los agricultores no hay casos de botulismo y cuando se gestiona mediante criterios contrarios a los usos y costumbres aparece el problema. Se trata de una situación paradójica, puesto que los ideólogos de despacho que ponen trabas al manejo racional del agua han provocado la muerte de cerca de 500 aves por botulismo”, argumenta Minguet, quien también se pregunta si “en este caso la fiscalía va a abrir diligencias para investigar el grave daño ocurrido sobre la fauna aviar de la Albufera”.