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Por Juan Luis Delgado, vicepresidente de Asaja

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  • Vivimos tiempos extraños, eso ya lo sabemos todos. Pero últimamente, siento que nuestra despensa quiere parecerse más a una tienda de electrónica que al mercado de toda la vida. Sí, lo digo en serio: bebidas que imitan la leche, proteínas sintéticas etiquetadas como carne y sucedáneos sintéticos vendidos como pescado. Bienvenidos al futuro gastronómico que algunos intentan imponernos. ¿Os abre esto el apetito? 
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  • Soy Juan Luis Delgado, ganadero, padre,… y esta mañana en Parma lo dejé claro: no voy a permitir que mi ganadería sea sustituida por un laboratorio ni que mis hijos coman carne fabricada en una impresora. Y creedme, esto no es ninguna broma. Lo que está en juego es demasiado importante: vuestra salud, la salud de vuestros hijos y el futuro del sector que alimenta a millones de familias en toda Europa.
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  • Quizá alguno piense que exagero, que estoy estancado en lo antiguo frente a lo moderno. Pero seamos sinceros: ¿confiarías tu dieta y la de tu familia a empresas cuyos procesos productivos permanecen encerrados bajo llave? Curiosamente, mientras a los agricultores y ganaderos nos someten a inspecciones rigurosas hasta el último detalle, la industria de alimentos sintéticos mantiene ocultos sus laboratorios. Transparencia cero, confianza la justa. 
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  • No nos engañemos: evolucionar es positivo, pero no confundamos innovación con experimentación imprudente. La agricultura y la ganadería han avanzado radicalmente durante siglos, proporcionando alimentos seguros y de alta calidad. Ahora, justo cuando cumplimos con los estándares más exigentes a nivel mundial, se nos quiere sustituir por productos artificiales con más interrogantes que certezas. 
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  • Desde ASAJA no rechazamos el futuro, rechazamos un futuro sin garantías, experimentos disfrazados de progreso que ponen en riesgo nuestra salud y el sustento de millones de familias. Porque al final, queridos consumidores, esto también os afecta a vosotros: lo que ponéis en vuestro plato es vuestra salud, vuestra calidad de vida. 
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  • Por eso, sí, seguiré protestando, seguiremos reclamando una legislación europea estricta sobre alimentos sintéticos hasta que no queden dudas sobre su seguridad. Seguiré defendiendo que, con vuestra salud y nuestro trabajo, queridos consumidores, no se juega. Porque mañana, cuando nos sentemos a comer, quiero estar seguro de que el filete viene de una granja y no de un cartucho de impresora. 
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  • Y vosotros, ¿qué preferís? ¿Alimentos naturales o comida hecha en una impresora? Pensadlo bien: vuestra salud y nuestro estilo de vida podrían depender de esta decisión. Yo lo tengo claro: el futuro no debe ser sintético, debe ser auténtico.  
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