Un desafortunado informe de la Comisión Europea hecho público el pasado día 20, se argumenta que imponer la obligatoriedad de informar en el etiquetado de productos como el arroz, la harina o el concentrado de tomate el lugar de origen o procedencia, provocaría un “aumento general de los precios” y daría lugar a “un mayor despilfarro de alimentos” y alerta dicho estudio que incluso podría producirse “una disminución del consumo de los productos alimenticios”.

Lamentablemente la Comisión Europea, imaginamos que obedeciendo a ocultos compromisos y velados acuerdos internacionales, pretende ignorar que el 12 de enero de 2000, fue le propia Comisión Europea quien adoptó el “Libro Blanco sobre Seguridad Alimentaria” como una prioridad máxima, donde se recogen una serie de principios y medidas a fin de coordinar e integrar un sistema de seguridad alimentaria para lograr el máximo posible de protección de la salud de los consumidores a lo largo de toda la cadena alimentaria, entre ellas, la obligación de informar en el etiquetado del lugar de origen o de procedencia de los productos.

            El Reglamento (UE) nº 1169/2011 sobre información alimentaria facilitada al consumidor, aplicable a partir del 13 de diciembre de 2014, introduce disposiciones sobre el etiquetado de origen de los alimentos envasados destinados al consumidor final y en su desarrollo, el pasado 14 de abril entró en aplicación la medida obligatoria de informar del origen de la carne envasada fresca, refrigerada o congelada de porcino, ovino, caprino y aves.

            Paradójicamente, y en contraposición con toda su dinámica anterior, la Comisión con argumentos peregrinos elabora su informe llegando a conclusiones tan cuestionables como que la obligación de precisar en el etiquetado el país de origen o procedencia de los alimentos no transformados aumentarían su coste y previsiblemente sería trasladado el precio final al consumidor, lo que pudiera traducirse en un descenso de su consumo.

            UAGN quiere manifestar su radical desacuerdo con los argumentos de la Comisión Europea por considerar que el informe no se ha tenido en consideración el ratio coste/beneficio ya que lo que el consumidor demanda es seguridad alimentaria total y garantía de trazabilidad en todos los alimentos ante posibles crisis alimentarias, desgraciadamente más frecuentes cada día.

            UAGN considera que el incremento del coste en el etiquetado, indicando el país de origen o lugar de procedencia de todos alimentos sería mínimo, además de ser un derecho del consumidor, no tiene porque traducirse en una  reducción de su consumo, en una sociedad cada vez más preocupada por la seguridad alimentaria. No es de recibo que se pretenda corresponder a compromisos o acuerdos comerciales internacionales con otros países a costa de los agricultores y de los ganaderos.