Los caudales ecológicos que se fijen en un futuro son vitales a la hora de permitir el desarrollo económico del valle del Ebro.

El potencial económico que tiene la agroindustria en nuestra región depende fundamentalmente de la capacidad de aprovechamiento del agua que circula por nuestros ríos. Unos caudales ecológicos excesivos evitarán un aprovechamiento de gran parte de este recurso, lo que repercutirá en un menor desarrollo de nuestra agroindustria.

Esta agroindustria además de permitir que nos alimentemos también genera puestos de trabajo a lo largo de nuestra comunidad autónoma en lo que se ha dado en llamar el “complejo agroindustrial”, y que abarca desde la agricultura y la ganadería a la industria alimentaria, pasando por la industria auxiliar de las anteriores. Todas ellas generan un buen número de puestos de trabajo que se pueden aumentar en el caso de un desarrollo de este sector.

Desde Asaja Aragón consideramos que es un gravísimo error el dar la espalda a este desarrollo buscando como excusa la protección de nuestros ríos. Una protección que ya se garantiza con los caudales ecológicos fijados actualmente.

Los sectores que se benefician del uso del agua hacen frente al coste de su gestión, algo que no se realiza en el caso de este uso ecológico; creemos que este caudal ecológico debe indemnizar al resto de usos perjudicados.

En palabras de José Fernando Luna, representante de usos agrícolas e industriales del Consejo de Agua, “se debe actuar con prudencia, con una gran dosis de realidad y con responsabilidad a la hora de fijar estos caudales ecológicos, pues tenemos en nuestras manos el futuro de nuestra región. Si no conseguimos garantizar el agua para el desarrollo de Aragón alguien tendrá que explicar su posición contraria al mismo, y no lamentarse cuando nuestro territorio se abandone por completo”.