El agua que arrastró los precios: A finales del año pasado, hablábamos de pocas lluvias y de buenos precios para el olivar. Doce meses después, la situación se ha invertido. Si por algo recordaremos a 2018 es por la inmensa cantidad de agua que ha dejado en nuestros ríos, pantanos y campos y que, consigo, ha arrastrado el precio del aceite. Un precio que comenzó a bajar y que no ha terminado de repuntar frente a una buena cosecha para nuestro país, pero una falta de aceite manifiesta en el resto de países productores. Cambios políticos, incertidumbres frente a la nueva PAC, ataques a la caza o situaciones kafkianas como la que rodea a la presa de Siles han conformado los titulares del sector agrario y ganadero durante el 2018 que está a punto de dejarnos.

 
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