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ASAJA de Ávila y ASAJA de Salamanca han exigido hoy, ante la situación insostenible que sufren los ganaderos por los ataques diarios de lobos y la inoperancia y desidia de la Junta de Castilla y León, que se autorice a los ganaderos a participar en las batidas de control poblacional de cánidos. Es la manera más segura y eficaz de que se controle la población de fauna salvaje de forma rápida, protegiendo la actividad ganadera y se garantice su supervivencia en nuestro medio rural.

ASAJA es consciente de que el lobo está protegido por una Directiva Europea Habitats, que a juicio de esta organización agraria debería ser revisada con carácter urgente puesto que la especie ya no está amenazada con extinguirse. Sin embargo, no entiende la discriminación que sufren los ganaderos de Castilla y León, asediados por el lobo, con respecto a otros ganaderos de España. En Vizcaya, por ejemplo, se permite que los ganaderos afectados por ataques de lobo certificados como tales soliciten directamente una batida y puedan participar en ella, con el fin de proteger la actividad que realizan. Esas batidas no persiguen un control poblacional -motivo por el que al norte del Duero el lobo es especie cinegética- sino acabar con un problema real y confirmado por la Administración que amenaza a la ganadería y que es similar al que sufren los ganaderos de Ávila y Salamanca.


Desde ASAJA, se demanda exactamente lo mismo para los ganaderos de Ávila y de Salamanca. Que la normativa proteja la actividad ganadera, que asienta población y crea riqueza y empleo en nuestro medio rural, de modo que cuando la Junta de Castilla y León decide autorizar la muerte de un lobo como medida de control poblacional, la batida debe llevarse a cabo de forma inmediata y eficaz para evitar mayores perjuicios a la ganadería. De esta manera se evitarán situaciones como la acontecida en Salamanca a finales de 2015, donde se ha tardado más de 4 meses en hacer efectiva la autorización de abatir un lobo. Tiempo en que ha habido decenas de ataques provocando importantes pérdidas económicas por la muerte de casi 300 animales.

 Por ese motivo, solicitamos que los ganaderos, acompañados por los agentes de la Junta, puedan participar en esas batidas de control poblacional. Además, deberían poder solicitar que se llevaran a cabo cuando los ataques de lobos a la cabaña ganadera son tan constantes y brutales como los que hemos registrado en 2015 y lo que llevamos de 2016, como ocurre en otras partes del territorio español, como Vizcaya.


La organización agraria no entiende por qué la Junta obliga a los ganaderos a cumplir numerosos preceptos para favorecer el bienestar animal mientras asiste impasible al sufrimiento de los animales devorados brutalmente por el lobo, un animal que, por ser salvaje, es de su entera responsabilidad. Tampoco se entiende desde ASAJA que haya personas que defienda más a unos animales que a otros, ya que las reses de las explotaciones atacadas por el lobo sufren las consecuencias: estrés, abortos, animales malheridos y muertes agónicas de los animales peor parados.