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Mozambique. Existen muchas esperanzas de que un proyecto para explotar tierras abandonadas despierte el interés de los inversores

Por Andrew England
Con unos estimados 36 millones de hectáreas de tierra disponible para la agricultura – un área mayor que Bélgica – Mozambique ha atraído durante mucho tiempo la atención de agricultores comerciales ansiosos de explotar sus fértiles tierras.

Pero hasta ahora, el interés no ha ido acompañado de una acción concertada sobre el terreno, con proyectos que fracasaban, que molestaban a los agricultores locales y que no despegaban del suelo.

Ahora, sin embargo, el gobierno se propone trazar millones de hectáreas de tierra infrautilizada como parte de un plan denominado ProSabana para identificar que cultivos deberían cultivarse y donde.

Con la mitad de la población de Mozambique viviendo por debajo de la línea de la pobreza de        0.50 dólares al día, la prioridad del gobierno en su batalla contra la pobreza es la agricultura.

Brasil está proporcionando apoyo técnico ya que su terreno y clima es muy similar a su Sabana, donde la agricultura brasileña se transformó, mientras que Japón está asistiendo al proyecto con apoyo financiero.

La zonificación de la tierra se debería terminar este año, dice Armando Inroga, ministro de Comercio de Mozambique.

“Diremos esta tierra es para soja… esta para arroz, esta para judías.., y todos lo que tengan una especialización y quieran venir a Mozambique a formar parte del proyecto puedan hacerlo”, dijo.

“Queremos tierra con alta productividad que apoye el mercado doméstico, que apoye el mercado del sureste africano y también apoye el mercado internacional si fuera necesario.”

Las experiencias pasadas en Mozambique, como en todos los lugares de África, ilustran cuan sensible, y a veces controvertido, puede ser el desarrollo de la agricultura extensiva – particularmente cuando se trata de compañías extranjeras que corren el riesgo de ser etiquetadas de “usurpadoras de tierras”.

“Cuando vienen compañías extrajeras no se centran en producción local de alimentos,” dice Diamantino Nhamposse, un antiguo dirigente de un sindicato agrario que trabaja en una agencia no gubernamental. “Es por lo que el tema es tan controvertido - ¿se va a convertir el país una vez más en un lugar para crear materias primas para Europa?”

Este dilema se ilustra por el hecho de que mientras los expertos dicen que Mozambique podría producir suficiente arroz para exportar – la mayor parte de su consumo anual de arroz de 550.000 toneladas se importa, dice un alto funcionario de industria.

Convertir esquemas agrícolas en empresas rentables puede ser un proyecto desafiante. Mozfoods, una compañía propiedad del Reino Unido, establecida en 2004,  productora de arroz y productos hortícolas, proporciona información detallada sobre las dificultades a las que se enfrentan las empresas. Azotada por condiciones climáticas impredecibles y con elevados costes de carga y con una pobre infraestructura, todavía no ha obtenido beneficios.

Mozfoods proporciona semillas a los agricultores locales, fertilizantes, herbicidas y otras aportaciones – el modelo de desarrollo preferido por el estado. Pero eso significa que la compañía – que ha invertido más de 35 millones de dólares en el país – asume todos los riesgos.

Ahora proyecta trabajar con agencias de créditos locales y organizaciones no gubernamentales para compartir algo de ese riesgo. También está produciendo productos para el mercado local en vez de exportaciones exóticas al Reino Unido para reducir costes de carga.

“El problema era que nosotros asumíamos básicamente el 100 por cien del riesgo y cada año éramos afectados con problemas – lluvias tempranas, lluvias tardías, problemas con los pájaros, es muy arriesgado,” dice Philip Ashcroft, jefe financiero de Mozfoods.

“Hay mucha tierra aquí con un gran potencial agrícola, pero se trata de dinero y conocimientos”.

Mozambique otorgó concesiones a inversores por más de 2.5 millones de hectáreas entre 2004 y 2009, de ellas un millón fueron para extranjeros, según un informe en noviembre del Instituto de Oakland. Pero alrededor de 1 millón no se están usadas, dice el informe, y un número de proyectos se han topado con conflictos con las comunidades locales.

Con ProSavana se espera se fomente más las inversiones extranjeras, los expertos dicen que la clave será encontrar el equilibrio entre las explotaciones comerciales que aumentan la productividad y el desarrollo de los agricultores locales que pugnan con la falta de capital, tecnología y acceso a los mercados.

“No es cuestión de si van o no van hacer esto [abrir la agricultura comercial], sino de cómo se hace”, dice Christopher Tanner, un experto de la FAO. “Aquí estamos trabajando para lograr una situación donde la inversión a gran escala pueda ayudar, pero en una forma que traiga beneficios concretos a los habitantes locales”.